Cultura de la Legalidad y la Constitución Mexicana

¡Feliz Cumpleaños Constitución!

Aunque has cambiado mucho (la verdad casi ni te reconozco), has permanecido inamovible como carta magna de este gran país por 95 años!!!

Esperemos que pronto se empiece a seguir tu ejemplo, y mas que un texto seas una realidad. Porque no cabe duda que nuestra ley es muy bonita (especialmente la de Amparo!), pero la realidad deja mucho que desear. Especialmente con nuestro «Federalismo de Ficción».

Para celebrar, y siguiendo el tono crítico, dejo esta gran discusión con un grupo envidiable de académicos y profesionales.

En especial me gusta la desconstitucionalizacion de la que habla Valadés, muy apropiad acomo argumento frente a los DD.HH. en un país que parece nos estar tan preparado para ellos.

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Muy interesante es el tono optimista que empieza a tener la discusión por el minuto 10 a raíz de la intervención de JSHM siguiendo el argumento pluralismo vs. presidencialismo.

Pero la intervención de Carbonell es enorme! Cito:

Primero, «Tenemos un federalismo de ficción.» 

Ademas, «En tema de DD.HH. hemos modernizado el discurso, pero retrocedido décadas en la práctica.»

Y ante la encuesta ,que está en el portal del Instituto de Investigaciones Jurídicas,  esta gran síntesis (al tenor de los DD.HH.):

«El mexicano no busca justicia sino venganza.» PUMM!

Fenomenal

 

p.d.: El 5 de Febrero también fue cumpleaños de W.Burroughs. Hubiera Cumplido 98 años.

Checate el guión final de muerte en Venecia:

Esto comenta Patrix-San, tomado de «Muerte en Venecia»,
con motivo de la inauguración en BellasArtes de la Opera y frente al frío infernal y dantesco que ha congelado los canales y la plaza de San Marcos,  y se ha cobrado 400 vidas en toda Europa:
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«Porque la belleza, Fedón, nótalo bien, sólo la belleza es al mismo tiempo divina y perceptible. Por eso es el camino de lo sensible, el camino que lleva al artista hacia el espíritu. Pero ¿crees tú, amado mío, que podrá alcanzar alguna vez sabiduría y verdadera dignidad humana aquel para quien el camino que lleva al espíritu pasa por los sentidos? ¿O crees más bien (abandono la decisión a tu criterio) que éste es un camino peligroso, un camino de pecado y perdición, que necesariamente lleva al extravío? Porque has de saber que nosotros, los poetas, no podemos andar el camino de la belleza sin que Eros nos acompañe y nos sirva de guía; y que si podemos ser héroes y disciplinados guerreros a nuestro modo, nos parecemos, sin embargo, a las mujeres, pues nuestro ensalzamiento es la pasión, y nuestras ansias han de ser de amor. Tal es nuestra gloria y tal es nuestra vergüenza. ¿Comprendes ahora cómo nosotros, los poetas, no podemos ser ni sabios ni dignos? ¿Comprendes que necesariamente hemos de extraviarnos, que hemos de ser necesariamente concupiscentes y aventureros de los sentidos? La maestría de nuestro estilo es falsa, fingida e insensata; nuestra gloria y estimación, pura farsa; altamente ridícula, la confianza que el pueblo nos otorga. Empresa desatinada y condenable es querer educar por el arte al pueblo y a la juventud. ¿Pues cómo habría de servir para educar a alguien aquel en quien alienta de un modo innato una tendencia natural e incorregible hacia el abismo? Cierto es que quisiéramos negarlo y adquirir una actitud de dignidad; pero, como quiera que procedamos, ese abismo nos atrae. Así, por ejemplo, renegamos del conocimiento libertador, pues el conocimiento, Fedón, carece de severidad y disciplina; es sabio, comprensivo, perdona, no tiene forma ni decoro posibles, simpatiza con el abismo; es ya el mismo abismo. Lo rechazamos, pues, con decisión, y en adelante nuestros esfuerzos se dirigen tan sólo a la belleza; es decir, a la sencillez, a la grandeza y a la nueva disciplina, a la nueva inocencia y a la forma; pero inocencia y forma, Fedón, conduce a la embriaguez y al deseo, dirigen quizás al espíritu noble hacia el espantoso delito del sentimiento que condena como infame su propia severidad estética; lo llevan al abismo, ellos también, lo llevan al abismo. Y nosotros, los poetas, caemos al abismo porque no podemos emprender el vuelo hacia arriba rectamente, sólo podemos extraviarnos. Ahora me voy, Fedón; quédate tú aquí, y sólo cuando ya hayas dejado de verme, vete también tú.»